17 março, 2010

La toma frecuente de analgésicos elevaría la HTA en población sana

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La toma frecuente de analgésicos elevaría la HTA en población sana

El uso frecuente de analgésicos elevaría la hipertensión en población sana, según un estudio español. Expertos coinciden en que es un riesgo que deberían conocer sanitarios y pacientes.

El uso habitual de analgésicos podría conducir a hipertensión arterial (HTA) en población sin comorbilidades cardiovasculares. Mientras que los efectos hipertensores de estos medicamentos son bien conocidos en el manejo de la HTA, un estudio de la Universidad de Navarra sugiere que este riesgo se podría sumar a la lista de efectos adversos que produce la sobremedicación con analgesia.

"Se confirma por primera vez en población europea lo ya encontrado en estudios de cohortes norteamericanos", defiende Juan José Beunza, firmante del estudio y profesor del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. Aunque los autores reconocen que los ensayos clínicos realizados en España no corroboran estos datos, y advierten de que es necesario seguir investigando para alcanzar conclusiones definitivas.

Este último trabajo pertenece al Proyecto SUN, un estudio prospectivo que incluyó a 9.986 graduados universitarios, de edad media de 36 años, e inicialmente libres de HTA, enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer y a los que se siguió durante 51 meses. En el seguimiento se identificaron 543 casos de HTA. Así, el uso habitual de aspirina, de otros analgésicos no esteroideos (AINE) y de paracetamol (2 o más días a la semana) se asoció a HTA, según los resultados publicados en Revespcardiol, la revista de la Sociedad Española de Cardiología.

BALANCE BENEFICIO-RIESGO

Con los datos disponibles, Beunza alerta de que tanto sanitarios como pacientes deberían tener en cuenta este riesgo, aunque la población "debe saber que es muy probable que el beneficio de la aspirina u otros analgésicos sea claramente superior a los riesgos, en este caso, de sufrir HTA". El aumento de la presión arterial asociado al uso de AINE, ácido acetilsalicílico (AAS) y paracetamol es un "viejo problema". Así lo califican Miguel Camafort y Antonio Coca, que pertenecen, respectivamente, a los Servicios de Medicina Interna de los hospitales Mora de Ebro (Tarragona) y Clínico de Barcelona.

Coca apunta a CF que este efecto es menos evidente con el paracetamol y el AAS. En cualquier caso, para que se produjeran estos efectos presores "debería tratarse de dosis relevantes". Por tanto, sería una cuestión de dosis, frecuencia y edad, señala José Luis Alloza, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá, de Madrid. Dado que, explica, el deterioro de la función renal y la HTA se asocian a la ancianidad, los mayores serían más susceptibles a estos efectos adversos.

Alloza destaca que este tipo de estudios ponen de relieve la importancia de la atención farmacéutica, dado que "este tipo de alertas no suelen llegar al usuario final". José Luis Llisterri, de la SEH-Lelha y coordinador del Área Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), afirma que, de la misma forma que se lanza un mensaje a la población respecto al consumo de sal, se debería insistir en el peligro de la sobremedicación "con antiinflamatorios u otros medicamentos que per se aumenten la presión arterial".
Riesgo de sangrado

No todos los antiinflamatorios esteroideos (AINE) tienen el mismo riesgo de sangrado estomacal. Un metaanálisis de estudios publicado en la edición web de Arthritis and Rheumatism y coordinado por Luis Alberto García Rodríguez, director del Centro Español de Investigación Farmacoepidemiológica (Madrid), señala que los AINE más seguros en términos de sangrado son el ibuprofeno, el rofecoxib, el aceclofenaco y el celecoxib. La otra cara de la moneda la protagonizan el ketorolaco y el piroxicam. Los ancianos y las personas que ya han sufrido con anterioridad una úlcera de estómago son las más susceptibles a sufrir daños gástricos por consumo de estos fármacos, tanto los más antiguos como los recientes inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2).
Las presentaciones solubles son más hipertensoras

Los efectos hipertensores de los analgésicos, sobre todo de los antiinflamatorios no esteroideos, son bien conocidos en la prescripción a pacientes con hipertensión arterial (HTA), asegura Antonio Coca, director de la Unidad de Hipertensión del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico de Barcelona y expresidente de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española de Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-Lelha).

"Los médicos saben que en un hipertenso que precise un tratamiento continuado con AINE es mejor recetar calcioantagonistas, que se ven menos afectados por su acción, que un inhibidor de la enzima de conversión". Un asunto más desconocido, entiende, es el riesgo de las fórmulas solubles: "El problema es que para lograr esa solubilidad aportan sales sódicas". Como consecuencia, "la cantidad de sodio que se ingiere a través de estos medicamentos es mucho mayor de la que los profesionales, y sobre todo los pacientes, pueden imaginar".

BALANCE BENEFICIO-RIESGO

Coca advierte de que el estudio español publicado en Revespcardiol que alerta de que el consumo de analgésicos estaría propiciando HTA en población sana debería haber analizado la galénica de estos analgésicos. "Es muy importante que el farmacéutico conozca esta realidad", apunta. "Si se da el mismo analgésico en una fórmula que no es soluble porque el paciente no tiene problemas para tragar, será mucho mejor desde la perspectiva de la presión arterial, sobre todo si es hipertenso, presenta riesgo de hipertensión o sufre una enfermedad del corazón, el riñón o el hígado que puede producir retención de líquidos".

Referência: www.correofarmaceutico.com